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8M – Rompiendo barreras en el mar

1950, Bilbao, un capitán de la marina mercante, exaltado, comenta: “Kokotxas, kokotxas, de mi alma. Tres meses sin echaros la vista”. Escena de la película “María, Matrícula de Bilbao”, rodada en 1960.

Ejemplos como este, han sido los que han influido en el imaginario colectivo, donde asociamos siempre al hombre como gran ausente en su familia, embarcado durante meses lejos de casa. 

Pocas películas nos han contado casos como el de Ana Ivanova Schettinina, quien, en 1935, fue nombrada oficial de mayor rango de un buque mercante de la Unión Soviética.

A nivel internacional, mujeres como Ana estaban dando pasos para cambiar ese imaginario. En el estado español, sin embargo, las mujeres tuvieron que esperar 45 años, hasta el curso 1979-1980, para poder acceder a las Escuelas Náuticas y así aspirar a ser oficiales de la marina mercante.  

Estas pioneras, con Ángeles Rodríguez Bernabéu a la cabeza, no solo tuvieron que hacer frente a un oficio hasta entonces exclusivamente masculino, sino que también a obstáculos durante su formación académica, donde escuchaban en boca de sus profesores frases como  “en el mundo de la marina mercante se dicen “tacos” y no es sitio adecuado para vosotras”.

El curso 1979-1980, Mercedes Marrero Valero empezó a cursar los estudios de náutica y en 1986 obtuvo el título de capitán. Un año después, Idoia Ibañez Ozores, de Barakaldo, se matriculó en la escuela náutica de Portugalete, licenciándose en 1986 y siendo, en 1994,  la primera mujer capitana de un barco mercante español.

Gracias a ejemplos como Ángeles e Idoia, las mujeres han podido pasar a apropiarse  de la frase  “kokotxas, kokotxas de mi alma, …” y, en las películas, dejar de ser meras acompañantes de capitanes y marinos.